Además de la enseñanza básica de todo niño según los contenidos de la SEP, contamos con talleres, en los cuales los niños aprenden a realizar actividades de un modo más recreativo, que los ayudan a desarrollar o aprender diferentes habilidades indispensables también para su independencia, su desarrollo integral, social y como bases para adquirir cada vez más destrezas y habilidades que le serán indispensables en la vida diaria, académica y posteriormente laboral.

Cocina: Los niños aprenden, según su edad y desarrollo a aprender diferentes platillos muy simples, logrando poco a poco la independencia necesaria en todo el proceso de su elaboración.

Regularización: Sabemos que cada niño lleva su propio proceso y ritmo y en este taller la maestra se enfoca de manera privada en los aspectos académicos que el alumno esté necesitando reforzar de manera especial, sobre todo en matemáticas y en lectura y escritura, pues son las bases para todos los demás aprendizajes académicos.

Psicomotricidad: Abarca la psicomotricidad gruesa, como aprender técnicas precisas de los movimientos como lanzar, correr, saltar, etc.,  que involucran músculos largos. Y la psicomotricidad fina, que incluye las habilidades más sutiles y que exigen un mayor desarrollo neurológico, como abrochar botones o cintas,  dibujar, manipular objetos pequeños, etc.

Computación y Mecanografía:  Se busca que los niños con discapacidad visual logren escribir en teclado regular integral de una forma didáctica e interactiva.
El programa va llevando al alumno desde el conocimiento inicial del teclado, hasta los inicios de la escritura logrando concretar una escritura completa con una buena velocidad, para pasar al manejo de la computadora en un editor de texto como Word, que les será indispensable para poder seguir estudiando. 

Manualidades:  los niños se divierten en actividades con diferentes texturas y habilidades como recortar, pegar, pintar, imaginar, etc., mientras realizan productos con cierta utilidad práctica.

Baile:  el baile, además de ser lúdico, concede a nuestros niños una serie de habilidades psicomotoras, sociales, de autoestima y expresión, pero además es básico en el niño ciego y de baja visión para lograr una óptima comprensión de su propio cuerpo y dimensiones, para lograr una correcta capacidad de coordinación de todos sus movimientos.